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Ratataplan (1979)


Encontré por fin en línea una de mis comedias favoritas de la vida. Está en cuatro partes que pueden ver acá, acá, acá y acá. Ojalá les guste tanto como a mí. Uno de estos días escribiré algún comentario, si ustedes tienen alguno, benvenutti a compartirlo.

P.S.: Olvidé decir que está en italiano y sin subtítulos, igual se entiende muchachos, anímense...

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Las poquianchis

Como parte de su trilogía Alarma , el cineasta mexicano de origen vasco Felipe Cazals dirigió en 1976, Las poquianchis.  En esa década, Cazals era uno de los directores favoritos (el otro era Arturo Ripstein) para las subvenciones estatales de filmación y, en consecuencia, fue uno de los directores más prolíficos y mejor recibidos de la década, aunque, a diferencia de Ripstein, su prestigio declinó en los años siguientes.  Alarma , por otro lado,   era ( y es ) el periódico amarillista y alarmista por excelencia en su país, que en la década de los setenta publicó con gran éxito algunos casos dramáticos y escandalosos, tres de los cuales:  Canoa  (1975),  El apando  (1975) y Las poquianchis  (1976), fueron llevados al cine por Cazals. El caso de Las poquianchis  explotó en la década del sesenta y remeció el morbo de la opinión pública por mucho tiempo: en un burdel clausurado se hallan decenas de cadáveres de mujeres enterradas de cualquier manera. El burdel pertenece a tres hermanas,

El lugar sin límites

Empiezo esta bitácora con una nota al vuelo sobre El lugar sin límites , novela publicada por José Donoso en 1966 y adaptada al cine bajo la dirección de Arturo Ripstein en 1978. La novela ocurre en El Olivo, pueblo cercano a Talca (Chile), al que el tren de la modernidad le pasó cerca, y que entró en decadencia antes de haber alcanzado ningún momento de gloria. Con pocos personajes: la Manuela, que regenta con la Japonesita el prostíbulo del pueblo, y alrededor de cuyo drama gira la novela; la Japonesita, que heredó de su madre el prostíbulo y una visión pragmática de la vida, pero que a diferencia de ella no es puta sino casi asexuada; Don Alejo, una especie de Pedro Páramo chileno, en un espacio semirrural y cuyo poder está en proceso de reacomodo; Pancho, hijo de un antiguo sirviente de Don Alejo, camionero y buscapleitos, que se la tiene jurada a la Manuela. La novela plantea los problemas centrales de la literatura regionalista desde una marginalidad extrema: en lugar de oponer